La voluntad

Eres la suma de tus logros, tus intentos, tus fracasos, tus éxitos y tus caídas.

Eres el resultado de lo que te propones cada día. Eres un suspiro, entre miedo y esperanza que exhalas cada vez que arriesgas. Sabes que siempre hay un mañana, que aunque el dolor alguna vez haya robado tus ganas de salir adelante puedes asumir el próximo reto y de ti depende la actitud para batallar… ¿La haces o no?

A diario escuchamos con frecuencia hablar sobre “la fuerza de voluntad” para dejar una adicción, superar un duelo, empezar un proyecto o mejorar nuestra calidad de vida planteándonos nuevos hábitos saludables. Pero, ¿Realmente usamos la voluntad? Cuando nos boicotean las excusas, el facilismo o la postergación puede resultar difícil. Basta ponerte a reflexionar y analizar cuantas ganas le pones tu al cambio positivo.

¿Cómo empezar?

Primero, identifica que es aquello que deseas mejorar o cambiar, por ejemplo despertar temprano para llegar a tiempo al trabajo empezando por acostarse temprano la noche anterior.

Segundo, comienza por lo mas simple y poco a poco lucha por lograr lo más complicado, según el ejemplo anterior podrías evitar pequeños distractores al acostarte como mirar cada vez menos cantidad de tiempo la televisión, cumplido este paso se puede empezar con lo que cueste más trabajo hacer o dejar de hacer.

Tercero, no te desanimes, si ocurren deslices o recibes críticas sobre tus nuevos hábitos solo haz caso a tus logros sin minimizarlos.

Finalmente, no asumas los cambios con sacrificio o sufrimiento, tómalo con buena predisposición y una gran suma de optimismo con la esperanza que pronto tu esfuerzo y entusiasmo tendrán recompensas.