Atiende tu ira

“Cuando te enojes, vuelve a ti mismo y cuida de tu ira. Y cuando alguien te haga sufrir, regresa a ti mismo y cuida de tu sufrimiento. No digas ni hagas nada, porque cualquier cosa que digas o hagas en un estado de ira podría estropear más tu relación. Si tu casa se está incendiando, lo más urgente es volver a ella e intentar apagar el fuego, y no echar a correr detrás del que crees que la ha incendiado, porque si lo haces, tu casa se quemará mientras te dedicas a atraparle.”

Thích Nhat Hanh

Desde pequeños experimentamos enojo, rabia y dolor; es natural, porque nuestro entorno está habitado por seres igual de humanos que nosotros. Si te invito a recordar alguna vez en que hayan mellado tu dignidad seguramente evocarás más de un suceso y probablemente hasta hoy sientas frustración al revivir ese momento. No estamos inmunes a la crueldad del otro (ejercida de manera intencional o no, con o sin afán de provocar una respuesta en nosotros).

Buscar revancha se ha convertido en una respuesta habitual y esperada ante un ataque, al resultar heridos y defraudados por la conducta de otro nos llenamos de ira y dolor, cegados por nuestro sufrimiento buscamos la manera de devolver el ataque con el propósito de que el otro se sienta igual o peor que nosotros.

Cuando sentimos dolor buscamos una salida, aislándonos, huyendo o contraatacando. Me identifico más con el aislamiento, he sido siempre de regalar mi ausencia ante una ofensa, sin embargo, confieso que de enseguida me han llovido los “hubiera” a la mente… como arrepintiéndome de no haber respondido de igual forma al ataque, más no lo hice. Pude perdonar y por experiencia afirmo que tomar distancia ha sido un buen pilar para lograrlo.

Entonces, ¿Cómo actuar? Es necesario adoptar una cierta distancia crítica con respecto a lo que nos ocurre, para no dejarnos llevar. Parte de la gestión exitosa de nuestras emociones consiste en no perder el control, tener en cuenta en todo momento que nuestro objetivo es válido y es proteger nuestra dignidad, lo cual NO significa vengarnos ni humillar al otro. Podemos protegernos y blindarnos sin necesidad de ir en busca de quien atenta contra nuestra integridad. Ten en cuenta que los ataques dicen más del emisor que del receptor.

¿Qué sientes debajo de la ira? ¿Dolor? ¿Tristeza?