¿Lástima o admiración?

He aprendido que la maestría de la vida no está en las teorías ni en los libros, sino que la obtiene quien vivió con intensidad, aquel que saboreó el dolor y el triunfo. No le han contado a qué sabe la lluvia, se ha empapado. No le han dicho cómo se sufre una pérdida, la ha sentido hasta en las entrañas.

Y aprendió a encontrar y disfrutar de su riqueza cuando pudo al fin levantarse, la vida le explicó lo que es la desidia y no buscó su significado en el diccionario.

Tenga la apariencia que tenga, sea cual sea su edad, su cultura, su color de piel, lo sabes reconocer por su sensibilidad con el prójimo, por su altruismo, por su mirada, puedes encontrar a esta persona cerca, muy cerca, esa persona puedes ser tú, con riqueza en agallas y valentía.

Todos, en algún momento o circunstancia hemos conectado con la ira o con la victimización cuando hemos perdido, hemos hecho del rencor un escudo y hemos construido trincheras tan altas como nuestro ego. Si tan solo ya nos hemos dado cuenta de que un fracaso o la suma de éstos no son una carta de presentación eterna y estamos tomando un camino más compasivo y solidario hasta con quien nos haya producido malestar YA CONSEGUIMOS MUCHO ya estamos vibrando en amor, ya somos amor.