Insight

El proceso de la toma de consciencia puede ser tedioso para algunos pero para otros transcurre en menor tiempo e incluso no suelen necesitar ayuda para poder tener el control de la situación por la que atraviesan.

La rutina y ocupaciones nos distraen de ciertos inconvenientes que vamos dejando pasar creyendo que los resolveremos después, tales como conflictos interpersonales: problemas familiares, desacuerdos con nuestra pareja, distancia con algún amigo al que dejamos de frecuentar, etc. También conflictos con nosotros mismos, por ejemplo: procastinación, descuido en nuestra salud o hábitos nocivos que antes no teníamos.

Pasado el tiempo se van manifestando ciertas molestias o hastío por lo no resuelto anteriormente y aparece el típico: “No sé que tengo”. Llegada esa etapa, si nos es aún difícil hacer una introspección solemos conversar del tema con alguien en quien confiamos o si está dentro de nuestras posibilidades acudimos donde un terapeuta en busca de orientación profesional.

Celebro satisfecha cuando veo a alguien llegar al “insight” (Darse cuenta) es casi la última parte de la madeja, aquella que quizás para muchos cuesta trabajo desenredar. Es asumir responsabilidades, hacerse cargo de uno mismo, tener una sensación de control que desencadena una explicación a nuestro problema y finalmente nos conduce a encontrar la solución.

Se requiere valentía y humildad para tocar una puerta en busca de ayuda, ayuda para encontrar el camino hacia el despertar.

Lo que nos pasa tiene un nombre.