¿Cuánto trabajo nos cuesta mirar nuestro interior?
- Sophya Medina
- 2 feb 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 2 feb 2019
“No conozco un valor mayor que el necesario para mirar dentro de uno mismo” Osho.
¿Cuánto trabajo nos cuesta mirar nuestro interior?
Nos es fácil mirar hacia afuera, a quienes nos rodean, hacer amigos, reír con los amigos, crear alianzas, ser confidentes, entender, acompañar, escuchar, tener reparos, poner límites y hasta juzgar o alejarnos.
Pero ¿Qué tan “buenos amigos” somos de nosotros mismos?
Hace algún tiempo, por un tema de carga laboral (que también fue carga emocional) y por unos asuntos personales pendientes me empecé a interesar en la meditación y es así que llegue a conocer a una persona que resultó ser psicólogo también, llegué a aprender a meditar y pasé a convertirme en paciente, linda sorpresa. Algo en lo que siempre coincidí con el él es que nosotros podemos conocer las herramientas necesarias para afrontar problemas pero a veces nos cuesta poner en marcha el plan y necesitamos también orientación.
El ser psicólogos no nos hace inmunes al dolor.
Al inicio se tornó irónica la situación pero adopté una posición humilde para recibir ayuda y empecé a hacerme más consciente de mí y de lo que ocurría dentro de mí, algo que debo confesar…había descuidado demasiado. Le había puesto tanta atención a lo que ocurría alrededor que me había olvidado de mí, me contaminé con pensamientos negativos sin darme cuenta.
“Tenemos que trabajar en tu inteligencia intrapersonal”, ¿Qué? ¡Cuánto tiempo viví así y no me di cuenta! Y no era culpa de fulano o mengano, era responsabilidad mía todas las distorsiones en mi pensamiento. Se abrió un universo, era yo, un manojo de nervios, la que erróneamente se había considerado una víctima, mucho por sanar, por reconstruir. Luego del trabajo fuera y dentro de las sesiones de psicoterapia y meditación una de mis mejores amigas me dijo: “Hermana te cambió el semblante”. Que gratificante, estaba reflejando mi nueva y mejor versión.
¿Cómo lo logramos?
Lo que usamos y que me encanta usar en terapia con mis pacientes fue un genograma, una especie de árbol genealógico mucho más detallado donde se describen el tipo de relación que hubo o hay en cada generación de la familia, reconocí mi linaje, la fuerza de mis antecesores, las similitudes entre ellos y ellas que coincidían con lo que me sucedió y sucedía en ese momento, sus cualidades y defectos. Hay que revisar la raíz para no perder la dirección.
Lo siguiente fue analizar mis ideas irracionales, es increíble la magnitud del daño que nos hacemos cuando nos autosaboteamos. Desmenuzamos cada pensamiento hasta volverlo racional y darle un giro realista y hoy en día brillan por su ausencia, obviamente en la marcha quisieron imponerse nuevas ideas negativas porque uno va viviendo y le van sucediendo cosas nuevas pero si ya sabes como esfumarlas solo las vez pasar sin que se apoderen de ti.

Esas fueron las acciones principales que ayudaron a fortalecerme y también a ponerme del otro lado, de quien recibe ayuda.
Me he divertido escribiendo sobre este tema, espero los motive, a mi recordar este momento en mi vida me hace muy feliz. No sé si algún día leas esto Juanfra, gracias colega.
El único universo a conquistar esta en nuestro interior.
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